RESILIENCIA EN LA ERA POST-COVID

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La pandemia del Covid-19 marcará un antes y un después en todas las áreas de nuestra vida.

Ya podemos ver cómo nuestra sociedad ha ido experimentando cambios paulatinos durante esta cuarentena. Teniendo que adaptar su modo de relacionarse con su entorno a través de videollamadas y sin el contacto físico, hemos trasladado el espacio de trabajo a nuestras casas a través del teletrabajo, incluso algunas actividades de ocio como el gimnasio se han visto convertidas en videotutoriales y clases online.

Sin darnos cuenta, hemos sacado el sentido de unidad y solidaridad que nos caracteriza como seres humanos. Aunándonos para dar nuestro apoyo colectivo hacia aquellos profesionales que han hecho que la famosa curva de contagio disminuya, con un gran aplauso durante las largas tardes de cuarentena. Sumado a respetar las normas de confinamiento saliendo a unas horas determinadas para dar un simple paseo, que meses atrás nos sonaría a broma si nos contasen que esto se convertiría en un privilegio. Toda la sociedad a una luchando contra el virus.

Todo ello, nos ha ido convirtiendo y fomentando una característica clave en la era Post COVID: la Resiliencia.

La resiliencia es la capacidad de afrontar la adversidad saliendo fortalecido y alcanzando un estado de excelencia profesional y personal. Es el convencimiento que tiene un individuo o equipo en superar los obstáculos de manera exitosa sin pensar en la derrota a pesar de que los resultados estén en contra. Lo que conlleva un comportamiento ejemplar a destacar en situaciones de incertidumbre con resultados altamente positivos.

Esa capacidad de resistencia, se prueba en situaciones de fuerte y prolongado estrés, como por ejemplo: prolongadas enfermedades temporales, discapacidades permanentes,  pérdidas inesperadas de un ser querido, a las catástrofes naturales, etcétera. En este caso ante una catástrofe sanitaria como el COVID.

Desde la Neurociencia se considera que las personas más resilientes tienen mayor equilibrio emocional frente a las situaciones de estrés, soportando mejor la presión. Esto les permite una sensación de control frente a los acontecimientos y mayor capacidad para afrontar retos.

Podría decirse que la resiliencia es la entereza más allá de la resistencia. Es la capacidad de sobreponerse a un estímulo adverso. El ser resiliente no es ser extraordinario: esta capacidad está en toda persona. La tarea es desarrollar esta capacidad con actitud y firmeza.

Como explicábamos anteriormente, las personas con discapacidad tienen una mayor probabilidad de desarrollar resiliencia, ya que a lo largo de su vida han tenido que afrontar grandes temporadas de dolor y enfermedad teniendo que sobreponerse a ello para seguir adelante.

Por ello, ante la gran necesidad de lo que ya estos días va cobrando el nombre de RESILIENCIA ORGANIZACIONAL, las personas con discapacidad pueden ser un gran activo en nuestras empresas, no solo aportando su alta cualificación en el área de su trabajo, sino un gran apoyo para aquellas personas que están adaptándose a esta nueva situación.

En el terreno empresarial, tendremos que adaptarnos a esta nueva situación para poder resistir y sobrevivir. Debemos pensar en cómo gestionar este nuevo escenario atendiendo a las incógnitas sobre cómo afectará en el comportamiento de nuestros clientes, cuál será nuestro rol en este nuevo escenario, tener la capacidad de reinventarnos, poner en valor aún más nuestros valores de cercanía, buena comunicación, etc.

Para ello debemos anticiparnos, prepararnos, responder y adaptarnos al cambio. La resiliencia nos ayudará tanto en esta situación de crisis como en futuras. Para desarrollar esta habilidad debemos cuidarnos tanto por dentro como por fuera, mirar al futuro, ser positivos y abrir nuestro espectro de aprendizaje.  

ALGUNAS HERRAMIENTAS PARA DESARROLLAR LA RESILIENCIA

  • Proactividad: la actitud en la que el sujeto u organización asume el pleno control de su conducta de modo activo, lo que implica la toma de iniciativa en el desarrollo de acciones creativas y audaces para generar mejoras, haciendo prevalecer la libertad de elección sobre las circunstancias del contexto. La responsabilidad (y no la culpa) como contraposición al victimismo.
    • Análisis de situaciones desde la responsabilidad.
    • Enfoque no victimista.
    • Iniciativa.
    • Automotivación.
  • Perseverancia: es constancia, persistencia, firmeza, dedicación o tesón, tanto en las ideas, como en las actitudes, en la realización de algo, en la ejecución de los propósitos, y también en las resoluciones del ánimo. Las personas perseverantes son aquellas que, a pesar de errores, de fracaso y de obstáculos que se interpongan en el camino entre su objetivo y la meta a alcanzar, continúan trabajando o realizando acciones para lograr lo que quieren.
    • Persistir en nuestros objetivos
    • Esfuerzo continuo
    • No rendirse nunca
  • Positividad: la positividad es un estado de la mente que permite observar todos los acontecimientos de manera agradable, viendo siempre el lado bueno de las cosas. Es una capacidad aprendida. Cuando miramos algo, un comportamiento, un objeto, nos parece que vemos la realidad, pero no es así. Lo que podemos ver son muchísimos aspectos. Solo vemos algunos, dependiendo en lo que pongamos nuestra atención.
    • Mirada positiva
    • Recordar cómo actúa nuestro mejor “yo”
    • Reevaluación
    • Humor
  • Flexibilidad: facilidad que demuestra una persona a la hora de acomodarse a una situación o propuesta que alguien le presenta. Es una característica básica para salir adelante. El cambio cuesta, pero es improbable que nuestra vida se desarrolle sin ninguna situación inesperada. Si no aplicamos algo de flexibilidad y creatividad, no podremos lleva a cabo el cambio con ventaja para nosotros.
    • Búsqueda de posibilidades
    • Gestión de la incertidumbre
    • Curiosidad
    • Nuevas soluciones
  • Apertura: tendencia favorable a la comprensión de actitudes ideológicas, políticas, etcétera, distintas de las que se tiene. Una persona con un nivel alto de apertura a la experiencia disfruta ante las cosas nuevas. Tiene imaginación, es curiosa y disfruta de una mente abierta. Con la apertura, preguntamos a los demás. Y si preguntamos, aprendemos. Y si aprendemos, hacemos mejor las cosas.
    • Alejarse del modo defensivo
    • Identificación de emociones
    • Búsqueda de ayuda
    • Ampliar la perspectiva
    • Aprendizaje
  • Dirección: esta capacidad nos da la posibilidad de ponernos en marcha. La posibilidad de ponernos líneas de dirección en la vida, de ser conscientes de qué es lo que de verdad nos importa y no dejarnos arrastrar por las situaciones.
    • Definición de objetivos
    • Establecer prioridades
    • Planificación
    • Un sentido de propósito

Sumada a la resiliencia, la era Post-COVID nos traerá nuevos estilos de liderazgo y la transformación digital de las organizaciones. De los que hablaremos en próximos artículos.